Nos solidarizamos con las víctimas de las inundaciones y redoblamos nuestro compromiso militante para enterrar definitivamente las causas profundas de esta terrible tragedia.

Por Silvia Baffigi - Emancipación Sur - Pcia. de Buenos Aires

La tragedia de las inundaciones, que cuando las lluvias castigan con fuerza, y dependiendo del rumbo del viento, deja al desnudo la cruda realidad de la Provincia de Buenos Aires, aparece ahora como un tema de primera plana, hasta que se vaya diluyendo en el devenir mediático, que bombardea sin escrúpulos, mezclando cruces entre candidatos con avatares de la farándula.Sin embargo, miles de argentinos lo perdieron todo.

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Las causas no son solo climáticas. Las tierras del conurbano y de zonas más alejadas se vieron invadidas por una nueva población, que las cerca y las ocupa, con un total desprecio por sus habitantes originales, en un espejo dramático de la conquista. Se abrió un nuevo negocio inmobiliario, bien demostrativo de la tremenda desigualdad que es el signo determinante de la provincia, y se fue ofreciendo a los porteños pudientes lugares paradisíacos, alejados de todo riesgo, con vista a espejos de agua, encerrados y protegidos del infierno de la ciudad. Al alcance de la mano. Sin embargo, estas fortalezas, que son ciudades en sí mismas e ignoran la vida y los padecimientos de los pobladores del lugar, no son rentables si no se construye sobre tierras que no tengan un costo excesivo. Sin el menor cuidado, se rellenaron riberas que absorbían los caudales de ríos y arroyos, se elevaron las tierras dejando a los barrios de trabajadores circundantes en un pozo y sometiéndolos a inundaciones cada vez más graves. Se construyó sobre los humedales causando un enorme perjuicio al sistema de escurrimiento. Esto sucede no sólo en los alrededores de Nordelta, sino también en Quilmes y en muchos otros lugares de la costa. A esto se agregan los canales que sin escrúpulos los dueños de los campos construyeron para desagotarlos, como en Luján y San Antonio de Areco, con un total desprecio por la situación de quienes habitan en estas ciudades. Las víctimas se quedaron sin nada. Tienen que volver a empezar, pero el agua les arrebatará muy pronto lo que logren, manteniéndolos sumergidos. Esta inundación se cobra vidas, y el drama continúa. Vidas, cultura, objetos cotidianos, recuerdos de familia, todo se lo lleva el agua y la tremenda voracidad de la especulación y el lucro.

Mientras, paredones adentro, bien vigilados, los colonos hacen su vida de jet set ignorándolo todo. Con responsabilidades compartidas, los gobiernos nacional, provincial y municipal, habilitaron esta pesadilla, que además dejó sin acceso a la vivienda a las nuevas familias que crecen en las poblaciones, obligándolos a amontonarse en pequeños lotes. La promiscuidad, el barro, la basura, para los trabajadores.

Los jardines, los deportes naúticos, la limpieza, la seguridad, la belleza, para una clase media enriquecida. Esa es la realidad de la provincia.

Compartimos como habitantes de las barriadas el dolor de ver a nuestros hermanos sumidos en la desesperación, nos solidarizamos y los acompañaremos en su reclamo de justicia. Responsabilizamos a los gobiernos y funcionarios que por corrupción o desidia permitieron este desastre, y exigiremos que se encaren las obras posibles para que no vuelva a suceder. Es urgente frenar los rellenos y la construcción especulativa sobre los humedales.

Es urgente hacer visible la situación de miles de hermanos, es urgente terminar con la desigualdad en la Provincia de Buenos Aires. Ese es nuestro compromiso, por eso luchamos todos los días.