Es hora de que empecemos el camino de recuperar nuestra Patria. Más difÃcil fue para nuestros padres, para San MartÃn, Belgrano. Y se pararon con una bandera y un ejército que fue popular, no como el de Roca, y emprendieron la marcha detrás de un sueño.
Silvia Baffigi - Presidenta de la Corriente Nacional Emancipación Sur
Somos territorio ocupado. Las corporaciones transnacionales vienen ganando la partida, con poderosos socios locales. Es la historia que se repite, con perÃodos muy breves de quiebre donde se intentó romper con ese destino. Nuestra estructura económica es desigual, deformada y dependiente, reproduciendo internamente el esquema que nos ata.
Aunque entusiasmen algunas declamaciones respecto de la soberanÃa, los hechos las desmienten: se habla de desendeudamiento, y seguimos endeudados a niveles impresionantes, sin desmontar el planteo histórico que nos viene asolando: cuanto más pagamos, más debemos.
Los bienes naturales no nos pertenecen, nos son arrebatados mediante un modelo de saqueo. Mirando a lo largo y a lo ancho de nuestra tierra, vemos en la Cordillera las transnacionales de la megaminerÃa adueñándose del territorio, del agua y de la vida.
En la Pampa húmeda , la soja es un mar desierto, que avanza y desmonta selvas y bosques, terminando con culturas milenarias, expulsando a las poblaciones al infierno de las ciudades.
Los puertos no son nuestros, pertenecen a las corporaciones agroexportadoras.
En el Sur, agotaron el petróleo y van por más. La supuesta nacionalización de YPF trajo consigo el pago de una indemnización a Repsol sin inventario, sin cuestionamientos, a pesar de que la Pcia. de Neuquén habÃa calculado un pasivo ambiental de 3.000 millones de dólares. El fracking es una amenaza permanente para los hermanos originarios y avanza sobre las comunidades, las economÃas regionales y el agua (siempre el agua).
La pesca es depredación y saqueo, nuestros mares son desangrados de fauna y arrasan con los pescadores artesanales. Sin generar el menor recurso.
Los emprendimientos inmobiliarios generadores de más desigualdad cercan en las grandes ciudades a sus vecinos, los condenan a inundaciones o a servir a los poderosos.
Metido en el discurso de la modernización, el Código Civil hace más angosto el camino costero: las costas ya no son de todos. Son de otros.
De otros la riqueza, la enorme y vital diversidad de nuestra naturaleza, nuestros glaciares, nuestras Malvinas, el agua y el aire. Nuestros rÃos, lagos, arroyos. Hasta nuestras ciudades.
Es hora de que empecemos el camino de recuperar nuestra Patria. Más difÃcil fue para nuestros padres, para San MartÃn, Belgrano. Y se pararon con una bandera y un ejército que fue popular, no como el de Roca, y emprendieron la marcha detrás de un sueño.
No vayamos detrás de discursos vacÃos, seamos la voz de la libertad, de la soberanÃa, de la defensa de la vida. Esa es la tarea histórica, y para llevarla adelante vayamos al encuentro de nuestro pueblo. La Patria es de otros. Tiene que ser de todos nosotros.