Por: Silvia Baffigi. Presidenta Emancipación Sur Pcia. Buenos Aires
Miles de trabajadores argentinos presenciaron azorados el penoso espectáculo de un ex funcionario kirchnerista de primera línea tratando de poner a salvo millones de dólares nada menos que en un convento. Más allá de las especulaciones, el hecho mismo de desnudar públicamente lo que todos sabían hace años, y que desde nuestro espacio político siempre hemos denunciado, hace que sea preciso asumirlo y actuar en consecuencia.
Por un lado, asumir que no son especulaciones o inventos de la prensa, por el otro, asumir que este accionar no es propio de un sector en especial de la corporación política, sino un hecho instalado como forma de operar y que lamentablemente tiene una aceptación unánime de uno y otro lado del mostrador, y por supuesto de sectores empresarios cómplices y necesarios para el robo de los recursos de nuestro pueblo.
Lo más penoso es, en este caso, es que muchísimos jóvenes enrolados en el kirchnerismo por sentirse expresados en las manifestaciones de lo “nacional y popular”, se ven ahora enfrentados con la realidad de una banda que habiendo tomado el Estado como un territorio ganado decidió que una gran parte de la enorme masa de dinero producida por los argentinos le pertenecía personalmente. Un proyecto de negocio, que nada tiene que ver con lo nacional y popular.
Tanto el PJ como todos los demás partidos que forman parte de la corporación política en mayor o menor medida utilizan estos medios para “construir” su poder.
Es diferente en los gobernadores provinciales, en los intendentes?
Cada dirigente elegido por el voto popular continúa con el saqueo iniciado hace décadas y profundizado en los últimos años, tanto como se profundizó la entrega y la dependencia.
Y es que esta corrupción es inherente a la entrega. Ha sido la compra descarada de los responsables de los máximos resortes del Estado, que permitieron y permiten dilapidar nuestros recursos, por ejemplo pagar una eterna deuda sin investigarla, indemnizar a multinacionales como Repsol premiándola por haberse llevado todo a cambio de nada.
El kirchnerismo montó un aceitado mecanismo mediante el cual otorgaba algunas reparaciones sociales, al mismo tiempo que profundizaba el saqueo y la dependencia. El gobierno actual es claramente el resultado o la continuidad de aquel.
El 2001, la rebelión popular que desnudó a la corporación, lamentablemente sólo dejaba lugar para un gobierno que la recompusiera a cambio de algunas reivindicaciones ganadas en la lucha de los ·90. En esta nueva etapa, el sistema se encamina a recuperar todo aquello que el pueblo pudo acumular desde esas luchas que tuvieron su días más sentidos el 19 y 20 de diciembre 2001. Se ha emprendido una tarea de demolición respecto de aquellas reivindicaciones. Se avanzó mucho en la última década en la división del campo popular por parte del aparato de gobierno, eso hace que todas las fuerzas estén debilitadas.
Mientras aumenta la demostración de hechos de corrupción primitivos, aumenta también los hechos de corrupción macroeconómica como la rendición a los fondos llamados buitres, el endeudamiento, el blanqueo y el manotazo al fondo de sustentabilidad del ANSES.
El aumento injustificado e impagable para la mayoría de los argentinos de las tarifas de los servicios públicos termina de cerrar un ciclo, en que la clara intención es echar mano de lo poco que cada hogar pudo acumular con su trabajo y sacrificio. Trazar un límite muy claro entre las clases. Lograr la suficiente desocupación para disciplinar a los trabajadores y bajar los salarios lo más posible.
Es importante asumir hasta dónde el gobierno anterior es responsable del panorama que está asolando a los trabajadores.
Y es importante para nuestras organizaciones trabajar con cada vez más fuerza por la construcción de una alternativa política donde las corporaciones que se adueñaron de los poderes en nuestra Patria pierdan sus privilegios frente a la lucha y organización del pueblo. En el año del Bicentenario, empecemos a transitar ese camino, trabajando por la unión y la definitiva liberación.