Juan AlbayteroParece que para comprender esa realidad debemos verificarla físicamente. Ver el espacio, el tamaño que representan los nueve millones de dólares que una actor un poco más que secundario pretendía seguir ocultando. Hago esta introducción para intentar mostrar que la realidad profunda supera largamente la dimensión de lo que tenemos ante nuestros ojos. Hace escasos ocho años atrás, nuestro país se vió envuelto en un debate de orden nacional. Fue lo que se conoció como “la 125”, el declamado enfrentamiento de un autotitulado "gobiernos nacional y popular" contra la “oligarquía tenrrateniente”, “el campo”. He señalado “entrecomillando” parte del texto, porque nada de lo señado fue cierto. El pretendido enfrentamiento solo ocultaba un fenomenal meganegociado cuyos beneficiarios fueron las multinacionales agroexportadoras y lo más probable, sectores importantes del gobierno nacional. Mediante un procedimiento tan sencillo como burdo, gracias a los oficios del entonces Senador Nacional Urquía, de la familia propietaria de Aceitera General Deheza, se quedaron con una cifra estimada fundadamente, de 1.750 millones de dólares. Se enriquecieron sin causa, dentro de un régimen legal, pero ilegítimo desde su origen. Esta cuestión, la inmensa mayoría de los principales actores, tanto políticos como comunicacionales, se encargaron de escamoteársela al Pueblo. Unos la jugaron de defensores de los intereses del Pueblo, otros asumían que defender “al campo” era defender entre oras cosas a “la propiedad privada”. Las únicas que no abrieron la boca fueron las multinacionales agroexportadoras. Era natural que así fuere. Fueron los que embosaron la cifra que menciono. La tuvieron en su caja, desde el inicio del proceso, fue el enero-marzo del 2008, Aquí vuelvo al inicio y por ende al título. Nos asombramos al ver físicamente la magnitud de nueve millones de dólares, pero no hacemos ningún esfuerzo por tratar de imaginar la magnitud de la cifra del meganegociado. Deberíamos multiplicar por 180 veces el volúmen físico del dinero que representó el meganegociado. Es más que difícil ese ejercicio de imaginación. El problema es que lo que no somos capaces de imaginar, fue la fortuna que se le robó al Pueblo argentino. Cuando seamos capaces de penetrar en la realidad profunda de los hechos , seremos capaces de cambiar nuestro destino colectivo. Para que hoy estemos sorprendidos e indignados por este José López y los tantos José López de nuestra actualidad, necesitamos ver para creer. Cuando seamos capaces de creer en una realidad distinta, de imaginarla y de luchar por esas realidades distintas, habremos dado un gran paso. Los que somos una pequeña minoría, pero que desde siempre hemos manifestado BASTA, NUNCA MÁS, AL ROBAN, PERO HACEN, seguimos sosteniendo que como Pueblo hay que buscar siempre la verdad, que los que roban no deben tener lugar en nuestra via colectiva. Los que roban no son solo los funcionarios, sino aquellos que pagan los sobornos, empresarios de toda laya, actores centrales en esto las grandes multinacionales y sus ejecutivos, que nunca aparecen como responsables en el saqueo a que se somete al Pueblo. Juan Aníbal Albaytero