El 22 de agosto de 1972, hace cuarenta y cuatro años, el poder de turno con la complicidad de la iglesia y el poder judicial, fusiló los cuerpos de dieciséis compañeros que estaban prisioneros en Trelew. Las balas disparadas, no fueron tan crueles como la indiferencia social y el abandono de la justicia que auspicio de cruel entregador ante el verdugo mas cobarde del que se tenga memoria; el mismo que implanto tiempo después un régimen de terror.
A las 3.30 del 22 de agosto de 1972 eran masacrados, en la base aeronaval Alte. Zar de la Armada, los 19 combatientes revolucionarios que se habÃan rendido en el aeropuerto local, luego del combate de Rawson. Tres sobrevivieron: Ricardo René Haidar, MarÃa Antonia Berger, Alberto Miguel Camps. Los mártires fueron: Ana Villareal de Santucho, embarazada de ocho meses, Clarisa Lea Place, Pedro Bonnet, Eduardo Capello, Carlos Alberto del Rey, Mario Delfino, José Mena, Miguel Polti, Humberto Suárez, Humberto Toschi, Jorge Alejando Ulla, Mariano Pujadas, Susana Lesgart, MarÃa Angélica Sobelli, Carlos Astudillo y Alfredo Kohon.
Aquellos perecieron, pero su pensar, su sentir y sus convicciones, no. El mismo ideal de ver a nuestra patria liberada del saqueo siniestro, hoy esta más vivo que nunca y se reivindica cada dÃa en las banderas de la lucha, en cada compañero que hace frente ante los poderes extranjeros que siguen expropiando nuestro suelo a costa del hambre y el sometimiento de todo un pueblo.
El sueño sigue intacto, el de un paÃs rompiendo las cadenas de la dependencia, conquistando definitivamente la justicia social, y recuperando nuestra soberanÃa en un verdadero proyecto emancipador. Los caminos son otros, pero la sangre nueva lucha y clama por lo mismo.
Un año más rendimos homenaje a los caÃdos con la firme convicción que su entrega por la liberación nacional y social no ha sido en vano, sino que por el contrario es una referencia obligada para redoblar nuestra voluntad y entereza para alcanzar la justicia y la emancipación.
La nuestra no es una memoria que nos adormece en el dolor, es una memoria militante, una memoria que nos pone en movimiento por un presente de legÃtima lucha, por un sueño de justicia que como antorcha pasa de generación en generación. Es asà es como hemos visto, cada 24 de marzo, sumarse la juventud para repudiar el terrorismo de Estado.
El mejor homenaje siempre estará pendiente, mientras que no sean los trabajadores quienes encabecen la unidad de todos los luchadores por nuestra liberación nacional y social.
A todos ellos y a los 30.000 desaparecidos, les decimos
PRESENTES, AHORA Y SIEMPRE!!
Corriente Nacional Emancipación Sur.