unnamedSin sorpresas vemos cómo se destituye en la República hermana de Brasil a Dilma Rousseff, una presidenta votada por la inmensa mayoría del pueblo. Hoy en Brasil se consumo un golpe de Estado. La alianza entre multinacionales y medios de prensa poderosos, en combinación con la corrupción que atraviesa a toda la administración pública en nuestros países, logra su objetivo, para restablecer un gobierno más acorde con sus intereses. Un paso más de la avanzada imperialista, que por ejemplo se expresará en las intenciones del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, es decir un tratado de libre comercio multilateral.
No sería correcto pensar que el pueblo puede ser manipulado al punto de ignorar éste atropello antidemocrático y neoliberal. Pero no poca responsabilidad le cabe a los gobiernos del PT de éste presente. La debilidad intrínseca que implica pactar muchas veces con grupos de poder que están muy lejos de favorecer los intereses populares, las permanentes concesiones en el posicionamiento internacional, fueron dinamitando un proceso de construcción de muchos años y con una potencialidad enorme. Brasil está ahora en orden para las multinacionales y el imperialismo, pero el ajuste y el hambre que empieza en el país hermano lo convierten en una olla a presión. Más temprano que tarde nuestros pueblos encontrarán el camino de la integración autónoma, la solidaridad sin exclusiones, la decisión urgente de construir un proyecto emancipador capaz de la transformación social necesaria y será ahí que Latinoamérica empiece a escribir la historia que soñaron nuestros fundadores. Nuestro repudio al reconocimiento del gobierno de Temer, por parte del presidente Macri. Y toda nuestra solidaridad con el pueblo brasileño y sus organizaciones populares, que se encuentran en las calles defendiendo la democracia
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