Laura García Vazquez, participó del Encuentro internacional La energía como derecho del Pueblo, que realizó la Federación de trabajadores de la energía de la República Argentina en Mar del Plata, durante el 7 y 8 de octubre. Aquí su aporte realizado junto a Omar Gomez, también de Emancipación Sur.
Aportes a la cuestión energética en la Argentina actual
Laura García Vázquez - Omar Gómez
octubre de 2016
Introducción
Dentro del panorama de la región, veníamos sosteniendo que Argentina tiene un déficit en la cuestión de falta de diversificación de su matriz energética altamente dependiente de los hidrocarburos. En principio, también, señalábamos que esta situación ponía en riesgo el derecho a la energía de la población, y que beneficiaba intereses privados y extranjeros. La parcial estatización de YPF no sólo no cambió esa situación sino que la empeoró incorporando una técnica extractiva altamente contaminante como lo es el fracking (método de extracción de los hidrocarburos no convencionales).
Simbólicamente, la primera empresa con la que acuerda esta YPF, que actúa como, y en realidad es una Sociedad Anónima, fue Chevron, tristemente célebre por sus daños ambientales en diversos lugares del mundo, entre ellos el causado en el hermano país de Ecuador. Las técnicas altamente contaminantes utilizadas para la extracción de petróleo y gas son una imposición de grandes empresas transnacionales y muy poco tienen que ver con las necesidades de energía por parte de los argentinos. Este camino continúa más allá del cambio de gobierno y también del CEO de YPF en la que Miguel Galuccio ha sido reemplazado por Miguel Angel Gutierrez, una muestra de esto es el próximo acuerdo que YPF realizará con la empresa rusa Gazprom para extracción de gas no convencional explotando en forma "conjunta" el área Estación Fernández Oro en la provincia de Río Negro.
GNL
El transporte de GNL en grandes buques, en los puertos de Escobar y Bahía Blanca (ambos en la provincia de Buenos Aires) implica grandes riesgos ya que no contamos con la mínima legislación para esta operación, que comenzó como provisoria y continúa sin vistas de terminar por ahora. Veamos algunos datos:
Comienza la importación en mayo de 2008.
La compañía que desde esa fecha se encarga de la regasificación, tanto en Bahía Blanca (Cía Mega) como en Escobar es Excelerate Energy de USA. Hasta el 31 de Agosto de 2016 se habían concretado 563 operaciones de transferencia de gas de barco a barco que equivalen a aproximadamente 60.000.000 de metros cúbicos de GNL (entre ambas terminales).
A partir de 2012, año en que Galuccio asume en YPF y que ésta comienza a participar de las licitaciones de GNL, y hasta septiembre de 2016, a Bahía Blanca han arribado 36 cargamentos transportados por buques de bandera británica. Treinta y cuatro (34) corresponden a buques de British Petroleum y dos al buque Stena Clear Sky.
Proyectos de plantas regasificadoras que no se concretaron:
-YPF PDVSA tres proyectos (dos en Puerto Belgrano – uno en la provincia de Santa Fe)
-YPF en Gral Daniel Cerri que implicaba dragar los humedales
-Cometrans (Cirigliano) – Qatar en San Antonio Este Río Negro.
Los países desde los cuales llega el GNL son Argelia, Australia, Trinidad y Tobago, Nigeria y los Estados Unidos. Hay que agregar a la lista a los puertos de Santa Cruz de Tenerife (España), Brujas (Bélgica) y Thamesport (Gran Bretaña) que poseen estaciones de regasificación y pueden actuar como hub (concentrador – distribuidor) de GNL. Hubo un intento de importar gas desde Angola pero no se concretó el acuerdo con SONANGOL.
Este año han llegado a Bahía Blanca, hasta el 3 de octubre, 24 cargamentos. Un número considerablemente menor que años anteriores. Esta disminución se debe a que se importa gas desde las terminales regasificadoras de Mejillones y de Quinteros en Chile. ( lo que se constituye como Tercerización de la Dependencia)
Se contempla importar GNL desde Uruguay cuando la terminal regasificadora de Puntas de Sayago entre en servicio.
Se considera que la importación de GNL continuará al menos por 10 años más.
El cambio que pareciera ser favorable para la población de Bahía Blanca frente a los riesgos (llegan menos buques) perjudica a toda la población del país mediante el sobreprecio con el que se pagan los cargamentos vía Chile. Esto constituye una gran paradoja de la falta de integración latinoamericana, comprar GNL en un país que no posee gas.
Las energías renovables
Todo indicaría que el gobierno piensa, aunque hasta ahora lo concreto es muy poco, incorporar significativamente energías renovables en el sistema energético del país, y al respecto hay un proceso de licitación en marcha. Todo parece indicar que este proceso viene a ser parte de las consecuencias del Acuerdo de París, que planteáramos a fines del año pasado en la siguiente nota:
Apuntes sobre el Acuerdo de París Cumbre Cambio Climático COP21http:// lauragarciavazquez.tumblr.com/ …/apuntes-sobre-el-acu…
Este desarrollo de energías renovables, no está fundado en el derecho a la energía del pueblo argentino, ni relacionado a la soberanía energética sino orientado a favorecer negocios privados y extranjeros bajo la imagen del cuidado hacia el medioambiente y la necesidad de transformar la matriz energética (por cierto, muy atrasada en este punto).
Visto regionalmente, es Bolivia el país que a través de la nacionalización y estatización de sus hidrocarburos lleva adelante una política soberana en el sentido que incluye la meta programada para el 2020 de garantizar el servicio eléctrico al 100% de los bolivianos. Para esto y con el objetivo de convertirse en el centro energético de latinoamérica lleva adelante, con cierto grado de soberanía, programas que desarrollan distintas fuentes de energía renovable.
Muy distinto es nuestro caso, en el que la desigualdad de acuerdo al derecho al servicio de gas y electricidad dista mucho de ser un objetivo gubernamental. Tampoco lo es, por supuesto, la nacionalización y/o estatización de los recursos energéticos en materia hidrocarburífera.
Es decir, ni soberanía sobre los recursos naturales o bienes comunes, ni derecho a la energía como un bien social, como un derecho humano para la población..
Un avance en la pérdida de lo público derechos sociales y humanos
Argentina ha sufrido una gran pérdida en cuanto a lo que se refiere a las políticas públicas con respecto a los servicios esenciales como son el agua, la luz y al gas. La privatización como modo de desentenderse el estado de sus responsabilidades y habilitar a negocios privados llegó y no fue desarmada ni siquiera por los considerados mejores gobiernos que hemos tenido. Ante la llegada de Cambiemos hace 10 meses al gobierno esta situación puede empeorar aún, no sólo por lo concreto sino también por lo simbólico de su accionar político.
Producto de lo que ya todos reconocen como pésimo manejo con respecto a las facturas, el llamado tarifazo, al día de hoy, nos encontramos con que respecto a la factura del gas, bien entrada la primavera, no sólo no sabemos cuánto pagaremos sino que hemos involuntariamente acumulado una deuda que corresponde a las boletas del invierno que no han llegado a la población desde hace varios meses. Nuestra transformación de la mano del neoliberalismo (que no es otra cosa que el capitalismo del siglo XXI) nos transforma de ciudadanos en consumidores y de consumidores en deudores.
Por otro lado, las deficiencias de las empresas distribuidoras de agua, gas y electricidad acumulan serias fallas que siguen emparchándose en lugar de encarar un plan medianamente serio que garantice esos derechos para la población. En todo esto hay un daño enorme con respecto a lo cultural que implica fomentar que cada uno se arregle por su cuenta con un tema que es prioritario para todos.
Esto les sucede a los argentinos que tienen servicios en sus casas, mientras que los propios funcionarios del gobierno manifiestan, cínicamente, frente al tarifazo: los más humildes no lo pagan porque no tienen servicios. Por supuesto no hay ningún plan para proveer estos servicios esenciales a toda la población. Y además, un gobierno que sólo prioriza negocios y habla permanentemente del esfuerzo individual sólo conspirará contra los derechos sociales, considerados universales, es decir, para todos y todas.
Soberanía
Si hablamos de la dignidad de las personas por supuesto que además de lo esencial para mantener la vida debemos hablar de vivienda, educación, salud, cultura, justicia, pero si vamos a lo mínimo que necesita cualquier ser vivo para conservar esta vida, para nosotros, las personas, es imprescindible tener agua alimentos y energía. Nos preguntamos si existe alguna forma de garantizar estos derechos del pueblo sin Soberanía, sin Independencia y autonomía, sin propiedad sobre los considerados bienes comunes.
El escenario nos muestra que hay que atender varias cuestiones en forma simultánea, y es difícil establecer prioridades frente a un gobierno que favorece a los grandes intereses económicos, y perjudica al conjunto de los trabajadores. Incluir tanto el debate como las acciones con respecto al derecho a la energía, como las necesarias para defender al ambiente y combatir el cambio climático que es otra forma de defender la salud y la vida, requieren la capacidad de comprender los tiempos que vivimos. Pocos de los llamados líderes mundiales alertan sobre el futuro, Fidel Castro y el Papa Francisco lo hacen, y eso tiene un valor, más allá de la simpatía o no que nos merezcan. Le pregunta es, ¿cómo defender la vida en un mundo donde la voracidad de las ganancias no reconoce ningún límite? Una prueba más de ello es la manipulación de la industria alimenticia, que ya no está destinada a proveer ese derecho primordial que constituye la alimentación.
Guerra de compras y fusiones
El mundo vinculado a las industrias agrícolas se ha visto conmocionado por una serie de compras y fusiones entre multinacionales del sector que han dado lugar a corporaciones gigantes que van a dictar las políticas mundiales sobre agricultura. En una sucesión vertiginosa se han concretado 4 grandes operaciones en el lapso de sólo 3 meses de este 2016.
En julio se anunciaba la fusión de Dow Agrosciences con Du Pont, operación realizada en U$S 56.000 millones; en agosto la estatal Chem China adquiría la suiza Syngenta por U$S 43.000 millones; en septiembre Bayer compraba Monsanto por U$S 66.000 millones y Agrium y Potash, ambas canadienses que elaboran fertilizantes, se fusionaban por U$S 36.000 millones. Las cuatro operaciones totalizaron la gigantesca cifra de U$S 201.000 millones e involucra la producción de fertilizantes, pesticidas, semillas, biogenética y agroinsumos.
En un momento en que las materias primas tienen precios bajos es llamativo que se produzcan tantas operaciones en tan poco tiempo. Tal vez el hecho de que el mundo comenzó la transición del empleo de los hidrocarburos fósiles hacia las energías renovables expliquen estos sucesos. Como una de las energías renovables son los biocombustibles que se obtienen a partir de los cultivos tradicionales como la soja o el girasol o no tradicionales como la camelina sativa, es lógico suponer que las principales empresas del sector agrícola intenten obtener posiciones dominantes dentro del mercado de los biocombustibles.
De esta manera las empresas y los países que tengan la tecnología y el territorio tendrán gran influencia sobre los medios de transporte y podrán aspirar a una menor dependencia energética de los países productores de hidrocarburos. De hecho esta menor dependencia de los hidrocarburos fósiles tendrá un impacto directo sobre la maquinaria de guerra de las principales potencias militares.
Como antecedentes podemos mencionar la primera prueba de un caza F 18 Green Hornet que se llevó a cabo en 2010 en el Día de la Tierra. Este avión de combate estadounidense fue el primero que voló a la velocidad del sonido con una mezcla donde el 50% era biomasa. Barack Obama declaró que este hito reafirmaba el liderazgo de los militares de Estados Unidos. Al año siguiente un caza F 22 Raptor repitió la experiencia de volar a la velocidad del sonido con una mezcla de combustible 50/50. En declaraciones sobre este tema el secretario de la Marina de Estados Unidos, Ray Mabus, afirmó que pretende que en 2020 el 50% del combustible que empleen tanto la Armada como el Cuerpo de Marines sean de origen no fósil. Se trata, según sus palabras, de “mejorar la seguridad y la eficiencia energética incrementando la independencia energética y ayudando a conducir a la nación hacia una economía de energía limpia”
En la búsqueda de que la agricultura produjera más y mejores alimentos para la población mundial, la tecnología fue evolucionando para poder lograr ese objetivo. Ese objetivo ha cambiado debido al cambio climático y a la constante generación de diversos conflictos bélicos en diferentes partes del mundo, por lo que la producción de cultivos para alimentos ha derivado en la producción de combustibles que son empleados, en parte, para la guerra.
Si pensamos en la energía como derecho del pueblo, esta deberá ser orientada hacia la calidad de vida y verdaderas necesidades de las personas. Pero para esto, deberemos dar muchas batallas y una de las principales es en el plano de lo cultural.