

Dejemos de apostar
entre malos y menos malos, y construyamos lo necesario. Con lo que tengamos a mano, con los primerxs que se vayan animando, ir sumando a los demás, sin detenernos, debatiendo y organizando.

Nos invitarán como siempre lo hicieron, a arrepentirnos, nos dirán idealistas o románticos desde el insulto o la chicana, pero habrá que seguir metiendo para adelante, bancando algunas derrotas al principio y luchar con alegría porque el proyecto es de felicidad, porque hay que hacerlo, no sólo porque el presente es de enormes desigualdades, y entre otras cosas, con un modelo que saquea y contamina la tierra y el agua y además porque el futuro de nuestrxs hijxs y nietxs está en peligro; sino porque SE PUEDE.