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Emancipacion Sur Corriente Nacional
Silvia Baffigi, Presidente Emancipación Sur Pcia. Buenos Aires De la misma forma en que definimos el accionar de este gobierno comparándolo con el de los colonizadores, hecho al que se han ido agregando muestras emblemáticas (como le expulsión de los mapuches y el intento de entrega a Lewis de tierras en el Bolsón), de esta misma forma decimos que debemos plantearnos un proyecto de liberación.
Es casi brutal y despojado el avance sobre los derechos populares, es evidente (porque no tratan de ocultarlo) el desprecio por la memoria y los consensos que con mucho esfuerzo y con muchos obstáculos fuimos generando los argentinos. Frente a esta realidad, está pendiente la construcción del frente de liberación nacional, latinoamericano, antiimperialista y anticapitalista. Los instrumentos construidos no alcanzan: fueron avasallados y colonizados por eficientes oleadas del sistema, que plantearon contradicciones y dilemas que no eran precisamente los que nos iban a conducir a hacernos cargo de nuestra Patria. Así fueron desfilando diversas variantes de dominación, y también intentos de enfrentarlas, pero no llegaron a cuestionar el sistema institucional que está sosteniendo y albergando la posibilidad de gobiernos como este. La corporación política está también inmersa en el paradigma de la dependencia, avala el andamiaje colonial con tal de seguir el juego de una política desvirtuada, que a nuestro pueblo le es absolutamente ajena. Salir de la caracterización del actual gobierno, y poner en cuestión más allá de la participación electoral la construcción política de una herramienta de lucha que nos permita empezar a caminar hacia un nuevo amanecer no será fácil. Tenemos la obligación de replantear el tema de la unidad, y la organización popular en sus diversos niveles. Aprendiendo a diferenciar la acción en esos niveles. Aprendiendo a buscar nuevas formas de organizarse. Nuevas de verdad. Muchas organizaciones populares nunca de luchar durante los últimos años, y desde que asumió éste gobierno, y ante el atropello sobre derechos sociales y ante los ajustes escandalosos, salieron con fuerza a la calle nuevamente, se movilizaron, reclamaron, marcharon, pararon en defensa de sus intereses, logrando algunas reivindicaciones. El campo popular altamente fraccionado resiste los avances, sin embargo es claro que estamos frente a un plan estratégico de reconversión estructural, y avanzan sin mayores obstáculos. El fenómeno de una corporación política que da la espalda a las necesidades populares con un recambio preparado dentro de los límites de la reproducción del orden que avalan, acompañado de un movimiento sindical debilitado y con dirigencias empresariales como la CGT hacen que, aún sin tener mayorías puedan efectivizar leyes que lesionan gravemente las conquistas de años. Si retroceden un paso, habían antes dado dos. Es el gobierno de las multinacionales, los agronegocios, los bancos. Responde a un plan estratégico de profundización de la dependencia, desindustrialización y desigualdad. La distribución de ayuda social de carácter asistencial ratifica esta orientación. Nuestro pueblo con una larga tradición de lucha y resistencia que atravesó dictaduras y gobiernos neoliberales, no cuenta hoy con una herramienta única para encarar los niveles de enfrentamiento que necesita para organizarse y construir. El fraccionamiento nos pone frente a un gran desafío: hay que plantearse el debate político ideológico entre todas aquellas organizaciones que enfrentan este modelo y se proponen la liberación, es preciso que, además del nivel reivindicativo, abordemos la construcción de un nivel político de transformación profunda. Ninguno de los pequeños partidos, grandes organizaciones o grupos puede o debe hacerlo solo, esta dispersión y fraccionamiento le conviene al poder. En la agenda de debate debería estar presente una nueva oferta organizativa, distinta a la que nos plantea el sistema a través de la institución partido. Debemos pensar en una organización profundamente participativa, que vaya acumulando aportes de todos los sectores. Y discutir unas nuevas instituciones, que acompañen la transformación estructural que pretendemos para nuestra Patria. Los sectores populares son conscientes de su nulo poder de decisión más allá de un voto hábilmente manejado por el sistema de los grandes aparatos; como dijimos la cuestión electoral si bien en lo aparente es fundamental para el poder, no incide tanto en sus estrategias ya que han puesto en el mostrador el recambio que garantiza la gobernabilidad. En este sentido, y también, la construcción de una alternativa electoral cobra relevancia. Hay que debatir cuál o cuáles son los sujetos políticos que van a llevar adelante la concreción de todos estos niveles, y pensar en proyectos que perduren. Todos estos debates nos debemos, son urgentes, son necesarios, son estratégicos. Debemos organizarnos y estar convencidxs que es hora de construir alternativa popular emancipadora, con vocación frentista, algunxs lo estamos haciendo en la provincia de Buenos Aires, por ejemplo desde el Frente Popular, gestando una primera base de construcción, y sabemos que no somos los únicos, que hay otros intentos por afuera de la corporación política bipartidista cómplice y responsable de la dependencia, el saqueo, la desigualdad, el deterioro social y ambiental entre otros que sufrimos como pueblo; por eso es importante llamarnos y encontrarnos con las organizaciones hermanas a realizar lo que sigue pendiente, lo que necesitamos, lo que es posible, poniendo en cuestión el tema de una unidad que no puede ser forzada pero tampoco es impensable si nos salimos de los esquemas que nos propone el poder; para alcanzar una herramienta que nos vaya fortaleciendo en la pelea, y sea la madre del Frente Patriótico de Emancipación Nacional y Social que necesitamos.