Por Héctor Giuliano*
El gobierno de Mauricio Macri mantiene el atraso cambiario como uno de los requisitos de su polÃtica de gobernar con deuda –externa e interna– que en su mayorÃa está tomada en moneda extranjera.
Esto le permite comprar más dólares con la recaudación fiscal en pesos, lo que sirve como garantÃa de pago a los acreedores del Estado ante las sumas crecientes de intereses por el nuevo macro-endeudamiento público en curso y la contracción de nuevas obligaciones.
Esta polÃtica de retraso cambiario tiene tres efectos primarios:
- Favorece abiertamente el negocio de los capitales especulativos, que lucran con el arbitraje entre tipo de cambio estable y atrasado combinado con altas tasas de interés locales.
- Frena el estÃmulo de las Inversiones Extranjeras Directas -y de las inversiones productivas en general– debido a la menor rentabilidad de las mismas frente a las alternativas de inversiones financieras autónomas.
- Afecta en forma directa la competitividad de nuestras exportaciones y favorece el aumento de las importaciones por acción de un tipo de cambio que actúa en la práctica como subsidio de las compras provenientes del extranjero asà como del turismo internacional emisivo.
- Salvo rarÃsimas excepciones, ningún estado posee autarquÃa completa en materia de recursos como para no tener necesidades de importar materias primas, insumos y/o bienes de capital. O bien puede disponer de los mismos pero a un costo tan elevado y poco rentable que le conviene más importarlos.
- Para poder efectuar estas compras el paÃs necesita divisas.
- Para poder conseguir tales divisas el paÃs necesita exportar.