¿El problema es la pobreza? Mejor hablemos de clases sociales Ana Pagano Usina Cultural del Sur La ofensiva neoliberal no sólo abrió una etapa histórica que significó hondas transformaciones en nuestra estructura social. Las representaciones sociales, los argumentos para analizar, pensar, comprender a la sociedad también sufrieron cambios decisivos. Uno de los núcleos fundamentales de estos cambios consistió en poner en el centro de los debates al problema de la pobreza, cuyo aumento descomunal fue producto de la aplicación de las políticas neoliberales. De la mano de una abundante producción académica, de documentos, directivas y programas diseñados y comandados por los organismos internacionales, cobraron fuerza las discusiones sobre cómo combatir la pobreza, cómo medirla, cómo describirla y conocerla en profundidad. En realidad, estuvimos frente a una operación discursiva donde conceptos como pobres, vulnerables y excluidos constituyeron una vía privilegiada para ocultar los problemas que provoca el nuevo modelo de dominación. Desde luego que son muchas y significativas las derivaciones de esta embestida políticoideológica y, en este caso, podemos acercar sólo algunas reflexiones sobre esta forma de caracterizar a los sectores sociales. Hablar de pobres y excluidos significa confinarlos a una identidad negativa, es nombrarlos por sus déficits, por lo que no tienen, por lo que les falta. Mas aún, es despolitizarlos, porque se omite el papel de los sectores populares en la generación de organizaciones territoriales y movimientos sociales; o sea de un conjunto de acciones que los colocan como actores políticos, como colectivos sociales, muy lejos de esas nominaciones que los asocian o bien con lo que no tienen, o bien por donde no están, como cuando se habla de los excluidos. Hablar de pobres significa perder de vista la noción de clase social y, desde luego, la potencia de este concepto para dar cuenta de la dominación y de la explotación. La noción de clase social nos permite, en nuestro caso, referirnos a las clases populares, a la clase trabajadora. Permite poner de relieve que vivimos en una sociedad capitalista, que existe una lucha del capital contra el trabajo y que la pobreza es un problema derivado del avance del capital por sobre los asalariados. Hablar de clases coloca en el centro el problema del poder y, desde allí, es posible pensar en cómo las clases populares vieron reducido su poder en las últimas décadas y cómo, en la actualidad, existe una multiplicidad de sujetos colectivos que construyen poder popular. En definitiva, si queremos no perder de vista la dominación y la explotación y hacer hincapié en la acción política y en las luchas de los sectores populares y de los trabajadores, pasemos a un segundo plano los análisis sobre la pobreza y aboquémonos a profundizar en cómo fortalecer el papel de las clases populares y los análisis teóricos que contribuyen a pensar en sus nuevos recorridos y en sus nuevos horizontes.